
A callar.
Y a escuchar.
Buen fin de semana.
Momentos lamentables

Queridos míos:
Amiguitos míos:
A falta de anécdotas propias que me apetezca que sean leídas, he decidido empezar una serie que, como ya ha sucedido con anterioridad, seguramente se quedará en el capítulo I, pero que no sea por intentarlo...
TODOS, absolutamente, contamos con un colega en la pandi conocido como "EL Gordo", "Chichas", "Pipo", "Zampabollos", ó un largo etc.,
Mi gordo, vamos a llamarle "El Jarto", se distingue por ser un ansias en todo lo que se ponía a su alcance. Hasta límites insospechados, en serio, así que no creo estar faltando a la verdad ni hiriendo la sensibilidad de nadie, puesto que mi gordo no tenía un problema, tenía una afición: excederse.
Nos metía en unos líos espectaculares porque, como era tan "jarto", no se podía contener en nada.
Por ejemplo, en la época de los 18 a los 23, en la psicopandi con la que yo me movía, ni dios tenía el carnet de conducir más que el Jarto, lo cual no trajo no pocos problemas.
Ejemplo 1:
Pietra: Eh, tíos? Nos vamos a pasar el día a la sierra? (Es lo bueno de ser un desocupado a esa edad, que hacíamos lo que nos daba la gana sin entrar en disquisiciones morales sobre el deber).
Jarto: Qué idea más buena! Yo os llevo, chicos. Eso sí: no tengo pa caldo, así que os toca acoquinar (en mi barrio hablamos así, qué se le va a hacer...ni coles privados, ni hostias!)
Sancho: Ya está el puto gordo sacándonos la pasta para tener gasolina para el resto de la semana, serás cabrón!!
-Ah, mmmh....esto...por cierto, he pillado 25 gramos de petas, 3 corderos para asar, 40 donuts, 25 litros de calimocho y 30 de cerveza...habrá bastante?? Tocamos a 5 talegos per cápita
(Todos a coro): Tu flipas, chaval!! 5 talegos?? Que te den por culo. Toma 5 libras y adminístralas con prudencia.
Allá que nos fuimos, tan contentos a la sierra.
Ya de camino nos la preparó circulando con Ford Orion a 160 por hora y con 7 dentro...por supuesto nos paró la guardia civil.
El contaba con una habilidad peculiar: podía conducir a toda caña y hacerse porros con la mano izquierda, a la vez, así que, cuando nos paró la benemérita íbamos, cuando menos, bastante perjudicados.
Guardia civil: -A ver, carnet de conducir. (Husmeando cuando se abre la ventanilla): salga del coche inmediatamente.
Qué vas fumando, chavalote?
-Quién, yo?(Sacudiéndose al tratar de aguantar la risa)
-No, mi madre. Tu me has visto cara de tonto, chico?
- No, no, no...por dios, es que no se que se ha figurado usted, pero yo fumo Fortuna.
- Mira, por listo me vas a pagar esta multita y da las gracias de que no te lleve conmigo al cuartel.
En fin. Así se las gastaba el Jarto.
En otra ocasión nos fuimos de acampada (alias "acampedo") al Escorial y Lebeche puede dar fe de ésto.
Éramos 11 (10 tíos y moi, que nunca he sido una señorita), dormíamos todos juntos... EL 1ER DÍA. Luego hubo que crear subdivisiones porque el Jarto se acostaba completamente perdido y nos obsequiaba con ronquidos, ruidos guturales de diversa catadura y unos efluvios insoportables...vamos, que acabó durmiendo solo con el pobre Mariano, que se tomó una revancha que habrá de ser contada en otra ocasión.
En esa acampada acabaron echándonos del camping, entre otras cosas porque nuestro bienamado Jarto, cuando se encontraba borracho y solo en la vida pegaba unas voces que casi nos cuesta nuestra integridad física.
En fin, amiguitos, éste es mi gordo, ahora os invito a que expongáis en los comments una comparativa ...Ja!
NOTA: No me vengáis con gilipolleces de que esas no son maneras de hablar de los obesos, que si es un problema, etc., que éste no es un blog políticamente correcto, aquí vale decir las cosas espontáneamente, e incluso insultar (menos a mí, que os borro el comment y me quedo tan pancha).
* (Esta foto ha sido volcada sin ningún permiso del blog de mi amigo Borch porque emula perfectamente el estado de ánimo que impulsó este post).
Bufff, después de 2 meses de vacaciones bloggeras se me hace raro volver a publicar mis vergüenzas (jejeje).

Empiezo este post con el título de la sin par película que tanto me ha hecho reir para contar a quí algo que no me ha hecho ni puñetera gracia...y es que yo pongo un circo y me crecen los enanos.
El amigo Juan Pablo me ha enviado esta cadena (meme) en la que propone una vuelta al pasado. Hemos quedado en contar la verdad y la mía (no podía ser de otro modo) es cruda...aunque no hay mal que por bien no venga y de todo aquello también se aprende!! Vamos allá.
He decidido empezar con esa manchegada que me enseñó mi abuelo y que se usa para decir que de donde no hay, no se puede sacar, que no se le pueden pedir peras al olmo, que...en fin, cuán rico es nuestro refranero! Pues todo eso, amigos, podéis aplicarmelo a mí sin miedo a equivocaros.
Hace unos años llegó a mi pueblo una familia gitana, de Córdoba, que nos alegró la adolescencia llenando el campo de caballos que nos dejaba montar gratis para que "estiraran las patas" por el monte cercano.
Amigos, he decidido empezar a etiquetar mi blog y esta historia, relacionada con mi chico, va a ser la segunda entrega de "La parienta".
A lo que voy, además mis vivencias con las distintas religiones que se practican por estos mundos, han sido, cuando menos, peculiares.
Tengo un recuerdo de infancia que se me viene a la cabeza las tardes lluviosas, sobre todo de domingo. Como es un momento del que no me siento especialmente orgullosa, creo que su sitio está aquí, con todos los demás.
Yo aprendí que la vida es dura a muy tierna edad y de un modo absolutamente doloroso.
Cada uno tiene su cruz, la de mi hermano y mía era tener unos padres de todo punto fuera de lo común. Ni él ni yo fuimos bautizados, lo que en una sociedad como la española y en gente de nuestra edad era bastante extraño. Y ahí vuelven a entrar mis padres.
Veréis, hoy tengo que escribir sobre mi abuelo, un insigne manchego que hizo del humor fácil y del chascarrillo una filosofía de vida.
Mi pobre y anciano padre es de un pueblo de Albacete, donde el que más larga la tiene, más hondo la mete.
Como voy a remolque del Termo (cosa que no me avergüenza, por cierto) y hoy el personaje es Arturito Vuelón, no puedo por menos que rendirle pletesía mediante una de las variadas anécdotas con las que ha enriquecido mi (nuestra) adolescencia post-púber.El caso es que cuando acabó de cantar (y de tocar, que no hay que olvidarse de que toca la guitarra del mismo modo en que canta, es decir, personal, muuuuy personalmente) como no podía ser otro modo, la gente pidió más...más, Arturito, danos más!!!
Sólo los vecino evitaron otra noche de gloria para Arturito Vuelón...¡VIVA ARTURITO!!
