3.26.2007

La botella de anís

Tengo un recuerdo de infancia que se me viene a la cabeza las tardes lluviosas, sobre todo de domingo. Como es un momento del que no me siento especialmente orgullosa, creo que su sitio está aquí, con todos los demás.
Andaba yo por los 5 ó 6 años, era una tarde lluviosa de un domingo invernal. En el salón de mi casa había un armario que me intrigaba bastante, ya que era el único mueble de la casa que tenía llave, la cual, por cierto nunca estaba al alcance ni de mi hermano ni de mi.
Mis padres, de vez en cuando abrían el misterioso armario y sacaban una botella de un líquido que a mí se me antojaba que era agua, por lo transparente que era. Pero no. Claro que no era agua.
Antes de seguir, he de aclarar un punto: en la familia de mi madre, las mujeres han tenido por tradición una, digamos debilidad por la botella... bastante significativa. Especialmente la tía María (mi tía abuela, personaje singular que parece sacado de una zarzuela, ya contaré alguna anécdota de ella) .
Volviendo a aquél lejano domingo, estaban mis padres en la cocina cuando llegaron al famoso armarito, sacaron algo y...¡lo dejaron abierto! Por fin mi curiosidad infantil iba a ser satisfecha!
Abrí sigilosamente (una vocecita interior me decía que aquello no era legal) cogí la famosa botella rellena de "agua" y le pegué un lingotazo de aúpa...
Empecé a toser y me lloraban los ojos, entonces oí que la puerta de la cocina se abría. Como niña que era, mi instinto de supervivencia me hizo volver al sofá ¡pero con la botella en la mano!
Rápidamnte me metí debajo de la manta, botella incluida y me puse a hacer que veía la TV.
Mi padre entró en el salón y vino a jugar conmigo: empezó a hacerme cosquillas (lo cual no ayudaba a que la botella no desparramara el líquido que llevaba dentro). Mi padre notó un olor extraño y me preguntó:
-Pietra, ¿qué escondes bajo la manta?
- Nada, papá. Es que no me apetece jugar. Déjame ver la tele.
- Pietra, dime la verdad.
Entonces abrió la manta y...tacháaaan. Ahí estaba: la botella de anís el Mono escondidita debajo de la manta.
La salida de mi progenitor, siempre original, no se hizo esperar:

- Cristinaaaa: mira, la niña ha salido a tu familia!!

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Hostías!!!
Pietra siempre has sido tan precoz para todo, de esta forma???

Caray, yo lo hice pero con el vino Kina. (dulce).
Pero yo fui una macarra de cuidado.
Mi madre siempre tenía perdición porque comiera, pero yo, era de lo peor para comer, y me tenía engañada con el vino dulce. Con diminutos sorbitos del prestigioso licor.
A mí me molaba. ¿Sabes?
De tal manera que sabiendo lo que era el canjeo canicas-pesetas. Tenía a todos los de mi barrio, ganados. Y junté lo justo para comprarme la botella.
Me voy dispuesta a la tienda, yo más ancha pensaba: Mira ahora que me voy a comprar la botella en-te-ra, sólo para mí, me entrarán muchas ganas de comer, y le quitaré ese trabajo a mi madre.
Allí estaba Aterrizada con su botella de vino Kina, deleitándose sorbo vá, sorbo bueno, ay mare mía, qué cosa más rica, los ojos ya se habían desubicado, tenía los mofletes del párroco de mi barrio. Todo rojos del vino. Estaba ya mareada, hasta que caí en mi cama con la botella en mano, rendida.
Cuándo mi madre vio que se dejaba la voz y no daba conmigo se fué a mi cuarto, se asustó al verme. Había caído en un profundo coma etílico. Más ancha que tu, de un agustito. Que estaba yo para decirle ni pío.
Aquello me costó un día entero castigada. Sin salir del cuarto hasta que no se me notara lo más mínimo.
Sabes cuánto años tenía?
8.
Já.
Besos guapa.

Lebeche dijo...

Una voz en tu interior te decía que no era legal... y te moló. Jejejeje. Como no. Y tu padre... tiene cada salida. Los genes.
Un beso

pietrapómez dijo...

Joder, yo sólo fué un lingotazo, pero con eso de que era fruto prohibido...Otro recuerdo de infancia alcohólica me lo tra la Semana SAnta. Mi abuela manchega, preparaba unas torrijas de vino que flipabas de ricas, hasta que el hijoputa de "Mas vale prevenir" (programa de divulgación sobre la salud) dijo que dar a los niños pan con vino y azúcar o torrijas de vino, predisponía a la futura alcoholización de los lechones, jodiéndome la Semana Santa in aeternum, ya que, mi abuela, otra cosa no, pero lo que decían en la tele era sagrado!

pietrapómez dijo...

Ya Lebeche: de casta le viene al galgo!

Anónimo dijo...

Pero calla quilla, aquello me dejó su lección. Qué te crees?
Ahora bebo con mo-de-ra-ción.
(alguna vez solo para eso, por tener coloretes naturales)
Já.
Besos. (Vaya dos tú).

Peggy dijo...

todas las familias tiene constumbres un poco raras que vistas desde fuera son una cultura singular ...en el fondo son ritos que unen...si yo contara ...en fin:)

Carlos Paredes Leví dijo...

Seguro que te daban para merendar pan con vino y azúcar. Cuando escuché esto por primera vez me pregunté : ¿Pero qué clase de tarado da esto a sus niños?.
Supongo que esta transgresión tuya marcaría el inicio de otras, y tu dependencia del alcohol ¿no?.
Un post muy divertido, muy en tu línea.
Un saludo, flaca.

Anónimo dijo...

Antes de contar sobre la familia prepara al personal Pietra, xq con los añadidos van a flipar...
Y respecto a las primeras veces recuerda que todos hemos sido inocentes e indefensos ante determinadas pruebas que nos pone esta dura vida.
Recuerdos de mi segundo marido, igual le largan x las risas en el curro.

Anónimo dijo...

He tenido una teletransportación a mi infancia Pietra. Sos fabulosa.
Pero ahora no me aguanto para escuchar tu historia de mi homónima tía María!. La mía no es sacada de una zarzuela, la sacaron del sarcófago!.
Un besote, capa

pietrapómez dijo...

Carlos: en el primer comentario a Aterrizada comento la predilección de mi abuela por darnos de merendar pan con vino y azúcar (no veas qué siestas tan buenas caían después!!) y de la torrijas de vino...maravillosas

pietrapómez dijo...

Peggy: cuenta, cuenta...no te cortes, que al final parece que la única con familia peculiar soy yo!!
Creo que voy a hacer una etiqueta con posts invitados hablando de la peculiar fauna familiar!!

pietrapómez dijo...

Danvers: querida, unos más inocentes que otros...yo sabía que ese armarito era prohibido, pero es que a mi la autoridad...ains, qué tiricia me ha dado siempre!!!
Dile a tu segundo marío, que mejor le echen por reir que por maltratar a un viajero!!! jijijij

pietrapómez dijo...

Juampaaaaaa: nos tenías abandonados a nuestra suerte!!! Que bueno tenerte de vuelta, corasssón. Para contar lo de la tía María tengo que hacer caso de Danvers y poneros en antecedentes, porque es realmente muy jevi. Con casi 90 años y dando bronca todavía!

Ijon Tichy dijo...

Mira que lo ves venir, pero nada, me he tenido que tapar la boca con la mano al llegar a la última línea.

Me solidarizo con el segundo marido de la sra. danvers.

Carlos Paredes Leví dijo...

Pietra: Imagino que tras tan mareante merienda, los deberes te los debían de hacer tus padres....

un saludo. Claro que, también dependía del vino...

pietrapómez dijo...

Carlos: en casa de mi abuela había unas normas estrictas: el que no hacía los deberes nada más salir del colegio, se quedaba sin merienda!
Ijon: te digo lo que a Danvers: mejor que nos echen por reir que por ladrar!!

Leuma dijo...

Me llama la atención cuando dices, ...como es un momento del que no me siento orgullosa lo dejo aquí...; ¿Este blog es tu armario secreto de confesiones?; Tu padre me parece un tipo curioso, y tú muy valiente.

pietrapómez dijo...

Hola Leuma! Bienvenida. No, lo digo porque este blog lo creé para deshacerme de momentos lamentables que me atormentaban. decidí reirme de mí y mis vergüenzas. Ni te imaginas lo curioso que puede llegar a ser mi padre. En los enlaces hay uno llamado "El baul del abuelo" en el que las historias están escritas por él. Si quieres, échale un vistazo