Continuando con el rosario de meteduras de pata antológicas que me han acompañado durante mi corta existencia, hoy, en honor a un tal Leví, procedo a contaros una de las más peligrosas.
Servidora, que es políglota, decidió un verano irse a currar a la Pérfida Albión cuidando de un grupo de mamarrachos quinceañeros cuyos padres no veían el momento de quitarse de encima tamaña responsabilidad.
Los metieron en un programa de intercambio donde yo ejercía de "Group Leader" (cómo me mola lo de ir de jefa) y mi responsabilidad consistía, fundamentalmente, en evitar que se pusieran jartos de güisqui barato (empresa harto difícil por lo descerebrado de su edad)y tuvieran un comportamiento aceptable para las familas inglesas con las que iban a convivir.
Digamos que a mitad del mes, la que suscribe se agarró un pedo de esos que trataba de evitar que se agarraran ellos.
Veréis, cada uno tiene su vocación y la mía, desde mi más tierna infancia, es la de mosca cojonera.
Sí, sí...soy una maestra en sacar de quicio hasta a los caracteras más templados (Lebeche puede dar fe de esto)y esta vez no iba a ser una excepción.
Estabamos en un pueblecito de la costa sur de Inglaterra y unos cuantos monitores, tras acabar nuestra jornada laboral, nos fuimos de celebración al pueblo.
Éramos 2 españolas y 3 ingleses y yo, tras unas cuantas pintas de cerveza tostada me dispuse a tocar un poquito los cojones de los 3 inglesesTras un par de vaciles, me crecí...sí...una vez más: me vine arriba y a voz en grito solté:
- "Las Malvinas, argentinas!!!" En un Español perfecto.
Cerca de nosotros había un señor muy alto, de unos cincuenta y pico, con bigotito muy pulcro, paseando a un cacho de doberman, de esos que si te mira fijamente te cagas.
El pibe, como el que no quiere la cosa se acerca a nuestro grupo y me dice:
- Excuse me, madam, have you said "Las Malvinas"? (disculpe señorita, ha dicho Las Malvinas?)
Yo que lo veo venir, le digo:
- Yes, sir. Do you have any problem with it? (si señor, ¿algún problema?)
Ya sigo en español, aunque la conversación fue en inglés.
- Pues mira, bonita, sí que lo hay, empezando porque el nombre de esas islas es Falklands y yo soy veterano de esa guerra.
Yo, que como he dicho iba un poco perjudicada, no me corté un pelo:
- Me va a disculpar, pero de toda la puta vida se llaman Malvinas y no me cuente su vida, que puede que sea apasionante, pero estoy aquí con unos amigos y realmente no me interesa.
El tipo se me queda mirando fijamente (aun tengo pesadillas).
-Pero tú no eres argentina. Más bien tienes pinta de española, qué pasa, que aún no habéis asumido la pérdida de Cuba? Es esa la razón por la que crees poder reivindicar las Malvinas para Argentina?
- Mire usted, señor, si le tuvieron que insertar una placa metálica en el cerebro tras esa guerra y por eso no entiende que lo que quería decir antes era que me deje usted en paz, se lo digo claramente: déjeme en paz. ¿es que en este país no os enseñan que está muy feo intervenir en conversaciones ajenas?
A todo esto, se fue acercando más gente, Mi amiga española estaba roja, muriéndose de vergüenza y pidiéndome por Dios, que me callara de una vez. Pero yo estaba lanzada.
- El dudoso honor que usted se atribuye conquistando unas islas donde apenas encontraron resistencia y del modo en que lo hicieron, es como para callarse lo de ser veterano, pero además intentar que se les de la razón, ya linda con la estulticia (bueno, dije estupidez, pero me mola más estulticia, si alguien sabe decirlo en ingés, le invito a cenar).
El marine se levantó, le quitó el bozal a su perro y me dijo que iba a dejarlo en su casa y volvía para continuar con nuestra animada charla.
Cuando lo perdimos de vista, los 3 monitores ingleses me miraban y no daban crédito (juro que yo tampoco).
Me dijeron que el tipo era realmente un veterano de las Malvinas y que era conocido por estar loco perdido, que mejor nos piráramos de allí antes de que volviera y me diera una paliza.
Así que, amigos, una vez más, me la tuve que envainar y salir corriendo porque cuando miramos, ya estaba volviendo el puto loco inglés al sitio donde estábamos.
Mientras corría a mi casa le oí gritándome:
- Además, los españoles no sé de qué coño os jactais, ¿no recuerdas la Armada Invencible? Hahahaha
Ahí agaché las orejas y me fuí pa la cama a dormirla. Hice lo que pude
Dedicado a un tal Leví, porque hoy es 23.